Angina de pecho, un síntoma que duplica el riesgo de infarto: cómo reconocerlo
Aprender a escuchar al corazón es un factor clave para prevenir y detectar a tiempo problemas cardiovasculares que pueden poner en riesgo la vida. Un dolor en el pecho habla: es el principal síntoma de la angina de pecho, una condición que duplica el riesgo de sufrir un infarto. Una señal de alarma muchas veces subdiagnosticada que presentan una de cada tres personas que asisten a consultorios de cardiología.
Ese dolor o molestia en el pecho se produce cuando el corazón no recibe adecuadamente sangre y oxígeno debido a la obstrucción producida por placas de colesterol formadas en las paredes de las arterias, que impiden una correcta irrigación. Por eso, la angina de pecho, que se expresa a través de síntomas, es a la vez síntoma de enfermedad arterial coronaria.
“La enfermedad coronaria es la principal causa de morbimortalidad, es decir de muerte y deterioro de la calidad de vida, tanto en los países desarrollados como en algunas zonas de nuestro país. En los hombres, el riesgo coronario aumenta a partir de los 40 años y en la mujer a partir de los 60, con un mayor aceleramiento de la enfermedad”, afirma el presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC) Jorge Camiletti.
La angina de pecho se manifiesta como una presión o un dolor opresivo en el pecho que en ocasiones se confunde con una indigestión. Esas molestias pueden amplificarse a hombros, brazos, cuello, la mandíbula o la espalda. En las mujeres, no obstante, puede expresarse con falta aire. Los cuadros, que duran unos minutos, suelen presentarse al realizar esfuerzos físicos o ante situaciones de estrés. Registrar esos episodios (síntomas, intensidad) es clave para el tratamiento.
Cuando los síntomas de la angina de pecho se presentan durante varios meses, con un patrón regular y especialmente durante la exigencia física, se caracteriza al cuadro como angina de pecho estable, que se trata con descanso y medicación. La angina inestable es la más peligrosa: puede manifestarse aún en reposo y disminuir en forma repentina y grave el flujo sanguíneo hacia el corazón, por lo que requiere tratamiento de urgencia.
«Un estudio reciente reveló que el 33% de las personas que asiste a consultorios ambulatorios de cardiología reporta angina de pecho. Y que está subregistrada en el 43,3% de los pacientes con enfermedad arterial crónica que habían reportado angina de pecho el mes anterior. Entre los pacientes con angina de pecho frecuente, el 44% estaba en terapia farmacológica antianginosa subóptima. En este sentido, el Grupo de trabajo sobre farmacoterapia cardiovascular de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) lanzó la iniciativa de Concientización sobre la Angina de Pecho», informa un comunicado de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), que impulsa localmente la iniciativa con el objetivo de llegar a los profesionales de la salud para mejorar el manejo de esta condición potencialmente mortal.
La angina de pecho tiene un impacto negativo en la calidad de vida: conduce a un riesgo 3 veces mayor de discapacidad, a 1,5 veces mayor riesgo de pérdida de empleo y a 4 veces mayor riesgo de depresión, advierten desde la FAC, que desde mañana y hasta el sábado organiza el XXXVII Congreso Nacional de Cardiología, en Rosario.
“La pérdida en la calidad de vida se traduce en que el paciente no puede realizar la actividad diaria que realizaría si no tuviera síntomas, limitando así su estilo de vida. Por ejemplo, una abuela con angina de pecho, podría tener problemas para levantar en brazos a su nieto a causa del dolor. Incluso, en las formas avanzadas de angina de pecho, podríamos decir que se trata de una enfermedad incapacitante», sostiene precisa el cardiólogo Néstor Vita, ex presidente de la federación.
Para el tratamiento, los especialistas recomiendan incorporar hábitos saludables (no fumar, controlar el peso, la presión arterial y los niveles de colesterol en sangre, realizar actividad física, entre otros) y consultar al cardiólogo para el diagnóstico y la indicación de la terapia adecuada, que puede ir desde tratamiento farmacológico a procedimientos médicos como la colocación de stents y la cirugía de bypass de la arteria coronaria. No obstante, «el control de la enfermedad es clave -destacan- dado que 3 de cada 10 pacientes han manifestado continuar con los síntomas de la angina de pecho tras intervenciones, como la colocación de stents».