El monumento a Cristóbal Colón: historia viva frente al Río de la Plata

En la costa de Buenos Aires, a metros del Aeroparque Jorge Newbery y mirando hacia el horizonte del Río de la Plata, se levanta imponente el monumento a Cristóbal Colón. Una obra monumental que no solo recuerda al navegante genovés, sino que también refleja parte de la historia cultural y política de la Argentina.
“Camino por la costanera y siempre me detengo a observarlo, es un símbolo que se mezcla con el río y con nuestra propia memoria urbana”, me dice un vecino que pasa con su bicicleta y se detiene unos segundos. Esa frase resume lo que significa este espacio: un punto de encuentro entre pasado y presente, entre la monumentalidad de la escultura y la vida cotidiana de quienes habitan y recorren la ciudad.
El monumento a Cristóbal Colón fue inaugurado en 1921 y durante décadas estuvo ubicado detrás de la Casa Rosada. En 2013 fue trasladado a su emplazamiento actual, en el espigón Puerto Argentino, frente al Aeroparque Jorge Newbery. El movimiento de la pieza, de más de 600 toneladas, generó debates y polémicas, pero hoy la escultura encuentra un marco natural en el borde costero, donde la brisa y el agua completan su escena.
Desde Palermoweb recorrimos el lugar y comprobamos cómo el monumento se impone en un área donde confluyen deporte, recreación y tránsito aéreo. Allí, las familias pasean, los corredores entrenan y los aviones despegan en segundos. Y en medio de ese paisaje dinámico, Colón permanece inmóvil, como si esperara una nueva travesía.
Algunos datos que no pueden pasarse por alto:
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El monumento fue donado por la comunidad italiana en la Argentina, como gesto de hermandad entre pueblos.
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Su escultor fue Arnaldo Zocchi, reconocido artista italiano de principios del siglo XX.
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La pieza central, la figura de Colón, mide 6,25 metros de altura y está realizada en mármol de Carrara.
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En total, la obra incluye 26 esculturas menores que representan alegorías de la navegación y de la historia.
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Su traslado desde la Casa Rosada hasta la Costanera Norte demandó más de un año de trabajos especializados.
Mientras observo el conjunto escultórico, no puedo dejar de pensar en la carga simbólica que lleva. Colón no es solo un personaje histórico, también es un mito discutido: para algunos, el descubridor de un nuevo mundo; para otros, la representación del inicio de la conquista y la colonización. El monumento refleja esas tensiones, pero también la intención de una comunidad inmigrante que buscaba dejar su huella en Buenos Aires.
Un guía turístico que acompaña a un grupo de visitantes comenta: “Aquí no solo se ve una obra artística, también se entiende la historia de cómo se pensaba la nación en el siglo pasado, con un fuerte vínculo con Europa”. Sus palabras me hacen pensar en el contraste con la Buenos Aires actual, diversa y mestiza, que resignifica cada símbolo con nuevas miradas.
En Palermoweb creemos que este tipo de espacios deben ser contados y recorridos, porque nos permiten conectar con una parte esencial de la identidad urbana. El monumento a Colón, hoy en la Costanera Norte, es más que una escultura: es un punto de referencia, un faro de mármol que atraviesa generaciones.
La obra se integra al paisaje ribereño y se resignifica en cada visita. Entre el ruido de los aviones, las bicicletas que pasan a toda velocidad y las familias que se detienen a sacar fotos, Colón sigue allí, mirando hacia un horizonte que ya no es incierto. Y en ese gesto de mármol, Buenos Aires guarda un capítulo de su propia historia.