Una plazoleta con memoria: homenaje al Dr. Emir E. Mercader

Palermo recupera parte de su historia con la plazoleta que honra a Emir Eduardo Mercader, médico, periodista, poeta y político que marcó un tiempo en la vida pública argentina. Su nombre vuelve a resonar en un rincón de la ciudad que, entre cemento y tránsito, encuentra espacio para recordar a un hombre de palabra y acción.
El homenaje no es casual: “Nombrar a Emir Mercader en el espacio público es recordar a una figura que supo unir ciencia, letras y compromiso político”, me dijo un vecino que observaba el cartel recién inaugurado en Olleros, entre Migueletes y Libertador, donde se abre la plazoleta que llevará su nombre.
Nacido en 1900 y fallecido en 1964, Mercader fue un personaje de múltiples facetas, difícil de encasillar. Médico de profesión, dirigió la Clínica Antirreumática Privada que aún conserva su apellido; periodista y poeta, firmó columnas y versos con el seudónimo Pancho Talera en medios de gran circulación como Correo de la Tarde, Crítica, Esto es y La Lógica; y político, tres veces diputado nacional: en los períodos 1940-1943, 1948-1952 y 1960-1962.
Su nombre vuelve ahora al paisaje urbano de Palermo, uno de los barrios más vibrantes de Buenos Aires, donde el verde escaso se transforma en refugio. La plazoleta Dr. Emir E. Mercader no es solo un espacio con bancos y árboles: es un símbolo que invita a mirar hacia atrás y entender de dónde venimos.
En el acto de señalización se recordó que Mercader supo combinar la ciencia con la pluma y la tribuna parlamentaria, una mezcla que hoy parece improbable. Lo describen como un hombre “curioso, frontal y apasionado”, atributos que marcaron su estilo en cada campo en el que incursionó.
Datos y huellas que dejó Mercader:
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Fundó y dirigió una clínica privada pionera en tratamientos reumáticos.
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En el Congreso se destacó por sus intervenciones en salud pública y políticas sociales.
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Como periodista, supo poner en palabras los dilemas de su tiempo, a veces con ironía, otras con sensibilidad poética.
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Bajo su seudónimo, “Pancho Talera”, se permitía una libertad de estilo que lo conectó con lectores de distintas generaciones.
Un vecino mayor que se acercó a la inauguración lo recordó con nostalgia: “Yo llegué a leer sus notas firmadas como Pancho Talera, eran filosas, pero también muy humanas. Era un hombre de barrio, aunque estuviera en el Congreso”.
Para quienes transitamos la ciudad, los nombres en las esquinas suelen pasar inadvertidos. Pero detenerse a leer “Plazoleta Dr. Emir E. Mercader” es detenerse también en un pedazo de la memoria nacional. Me parece justo que se honre a alguien que, sin estridencias, dejó huella en la medicina, en el periodismo y en la política.
El nuevo espacio en Olleros, a pasos de Libertador, se convierte así en un recordatorio vivo. Una pequeña plaza, rodeada del pulso incesante de Palermo, rescata la figura de un hombre que supo mirar la realidad desde varios ángulos. Y al hacerlo, nos recuerda que la historia se escribe tanto en los libros como en las calles.