Plaza Club Alemán de Equitación: el pulmón verde escondido entre jinetes y autopistas

Entre avenidas densas, clubes históricos y el ritmo veloz de Palermo, la Plaza Club Alemán de Equitación se impone como un oasis silencioso. Rodeada por calles icónicas, este rincón verde es un secreto a voces entre vecinos, ciclistas y amantes del aire libre.
Casi sin carteles ni monumentos, pero con el encanto intacto de lo simple, la Plaza Club Alemán de Equitación es uno de esos espacios que la ciudad ofrece sin estridencias. Ubicada entre Figueroa Alcorta, Dorrego, Ramón J. Cárcano e Intendente Guerrico, justo frente al club ecuestre que le da nombre, esta plaza es un respiro en plena traza urbana.
“Este lugar es como un descanso sin anuncios. No tiene rejas, no tiene juegos, no tiene nombres grabados en piedra… pero es parte de mi rutina desde hace años”, me cuenta Alicia, vecina del barrio y habitual caminante del parque. “Yo lo llamo mi plaza sin ruido”.
Como periodista de Palermoweb, me propuse recorrer una de las plazas menos conocidas de Palermo, pero no por eso menos valiosa. Lo primero que sorprende al llegar es la amplitud: no hay delimitación clara entre vereda y parque, lo que le da una sensación de libertad que pocas plazas conservan hoy en día.
¿Dónde está?
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Ubicación exacta:
La plaza está encuadrada entre las avenidas Presidente Figueroa Alcorta y Dorrego, y las calles Ramón J. Cárcano e Intendente Guerrico, en plena zona de Palermo Chico. -
Frente a un emblema del deporte ecuestre:
Justo enfrente se encuentra el Club Alemán de Equitación, fundado en 1910, donde todavía se practican disciplinas como salto, adiestramiento y equitación general. La plaza, aunque sin relación administrativa con el club, toma su nombre por simple proximidad y costumbre vecinal.
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No está alambrada ni enrejada, algo cada vez más raro en los espacios públicos porteños.
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Sin juegos, sin fuentes, sin canchas: es puro verde, caminos de tierra apisonada y algunos bancos solitarios.
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Es un punto estratégico para ciclistas y runners, que la cruzan en su trayecto por el circuito de los bosques.
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Muchos la usan para hacer picnics, leer o simplemente tumbarse al sol los fines de semana.
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Aunque no hay juegos infantiles, el espacio es aprovechado por familias, sobre todo por la tranquilidad que genera el entorno.
Un pulmón que resiste
Esta plaza es parte del sistema de espacios verdes que rodea los Bosques de Palermo, y funciona como zona de transición entre el Parque Tres de Febrero, el Hipódromo de Palermo y el circuito deportivo que rodea el Rosedal.
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Según el Gobierno de la Ciudad, Palermo es uno de los barrios con mayor superficie de parques y plazas por habitante: más de 25 m² por persona, cuando el mínimo recomendado por la OMS es de 10 m².
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Sin embargo, este tipo de plazas sin nombre oficial, sin actividades organizadas ni infraestructura llamativa suelen quedar fuera del radar de mantenimiento o promoción cultural.
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A pesar de eso, vecinos como Alicia, o como yo mismo que vivo cerca y la frecuento, sabemos que su valor está precisamente en eso: en no pedir nada, en simplemente estar.
Tal vez un cartel. Tal vez una placa que cuente que, enfrente, desde hace más de 100 años, entrenan jinetes olímpicos. O que explique por qué una plaza puede ser un lugar para simplemente pasar y parar. No todas tienen que ser escenario de ferias gastronómicas ni de espectáculos. Algunas solo tienen que estar disponibles.