Basura que educa: 338 escuelas porteñas se suman al cambio verde

En septiembre, más de 140 miembros del sistema educativo participaron de capacitaciones para transformar la gestión de residuos escolares. Equipamiento, formación y compromiso ambiental marcan el inicio de un plan que ya impacta en cientos de instituciones.
En una Ciudad cada vez más comprometida con el ambiente, 338 escuelas de gestión estatal y privada ya implementan el Plan de Gestión Integral de Residuos, con 4.750 pares de cestos entregados y más de 140 personas capacitadas en un ciclo que apunta a transformar los hábitos desde las aulas. ¿La meta? Que separar la basura también enseñe.
“Trabajamos para que la educación ambiental no sea solo un contenido más, sino una práctica cotidiana. Estas capacitaciones nos dan herramientas para llevar la teoría a la acción”, dijo Carla Méndez, auxiliar escolar participante del ciclo de encuentros.
Durante el mes de septiembre, la Ciudad de Buenos Aires dio un paso clave en la implementación de políticas sustentables dentro del sistema educativo. En el marco de las Leyes de Separación de Residuos en Instituciones Educativas N.º 2.544 y de Generadores Especiales N.º 4.859, se desarrollaron tres encuentros presenciales orientados a fortalecer la gestión ambiental en las escuelas.
Estas capacitaciones, realizadas en la Biblioteca del Docente, reunieron a 148 participantes, incluyendo equipos auxiliares, personal de maestranza y directivos de escuelas públicas y privadas. El eje de la formación estuvo puesto en brindar herramientas concretas para abordar la problemática de los residuos desde la realidad cotidiana de cada institución.
Desde Palermoweb asistimos a una de las jornadas, donde se respiraba compromiso y ganas de aprender. Lo interesante fue ver cómo el enfoque no se limitó a lo teórico. Se trabajó con materiales del programa Escuelas Verdes y se ofrecieron soluciones adaptadas a cada nivel educativo.
Acompañando este ciclo de formación, comenzó la entrega del equipamiento necesario para aplicar el Plan de Gestión Integral de Residuos (PGIR). Esto fue posible gracias al trabajo articulado entre el programa y el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana.
Los números son contundentes:
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338 escuelas ya recibieron equipamiento.
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4.750 pares de cestos distribuidos.
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Material adaptado a nivel inicial, primario y secundario.
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Separación en origen garantizada.
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Apoyo técnico para acopio, almacenamiento y retiro de residuos.
Todo esto apunta a un mismo objetivo: integrar la educación ambiental a la vida escolar real, con acciones concretas que los chicos, chicas y docentes pueden aplicar cada día. No se trata solo de tirar una botella en el tacho correcto, sino de entender el impacto de cada decisión que tomamos como comunidad.
“Los residuos ya no son un problema silencioso. Ahora son parte del aprendizaje”, nos dijo Mariano Soria, director de una escuela primaria del barrio de Colegiales. “Los chicos se entusiasman, preguntan, y hasta corrigen a los adultos. Esta transformación recién empieza”.
Además de las capacitaciones y el equipamiento, el programa invita a las escuelas a diseñar y sostener proyectos ambientales propios, con impacto directo en la comunidad. Esto significa compostaje, reciclaje, reducción de plásticos y otras acciones que exceden el aula y se filtran en los hogares, generando una red de conciencia verde que se multiplica.
Para quienes quieran conocer más sobre estos proyectos o replicarlos en sus instituciones, el sitio web de Escuelas Verdes ofrece manuales de implementación, guías prácticas y experiencias documentadas por otras escuelas que ya recorren este camino.
Como periodista, pero sobre todo como ciudadano, fue inspirador ver cómo desde la educación se está gestando un cambio real. Porque si algo nos quedó claro en estas jornadas, es que cuidar el ambiente no es un tema del futuro: empieza hoy, con decisiones simples, y desde el lugar donde todo se aprende por primera vez: la escuela.