Plaza República de Bolivia: un rincón con historia, juego y alma en pleno Palermo🌳

Entre el bullicio de las avenidas y el rumor del tren, la Plaza República de Bolivia late como un pequeño refugio verde donde la historia y la vida cotidiana se mezclan en una postal muy porteña.

Aquí, entre el sonido de los chicos jugando y las hojas que caen, dos bustos recuerdan a héroes que marcaron el destino de un país hermano: Pedro Domingo Murillo e Ignacio Warnes.

Como cronista de Palermoweb, siempre me atraen los lugares donde la historia se hace presente sin solemnidad, casi como un susurro entre los árboles. “Esta plaza es un pedacito de Bolivia en Buenos Aires”, me dice Don Carlos, vecino del barrio desde hace más de 30 años, mientras observa a los niños que corren alrededor de la calesita. “Acá se respira comunidad, y eso no se compra ni se vende”, agrega con una sonrisa.

La Plaza República de Bolivia es uno de esos espacios que parecen tener vida propia. Ubicada estratégicamente en el corazón de Palermo, entre Avenida del Libertador, Olleros y las vías del Ferrocarril General Bartolomé Mitre, combina historia, naturaleza y vida barrial en dosis perfectas.

Los bustos de Pedro Domingo Murillo e Ignacio Warnes no están ahí por casualidad.

  • Murillo, patriota del Alto Perú, fue uno de los precursores de la independencia boliviana. Su figura simboliza la valentía de quienes se atrevieron a soñar con la libertad cuando esa palabra aún era peligrosa.

  • Warnes, militar rioplatense, dio su vida en la Batalla de El Pari durante las luchas independentistas hispanoamericanas. Su recuerdo enlaza la historia de Argentina y Bolivia, uniendo destinos y luchas comunes.

Más allá del homenaje histórico, la plaza vibra con vida cotidiana. 🌿

  • Los sectores de juegos para niños se llenan cada tarde de familias y risas.

  • Los bancos y mesas de cemento, pensados para la práctica del ajedrez, son punto de encuentro de jubilados que se desafían en partidas que parecen eternas.

  • Y, claro, el corazón del lugar: “La calesita de Juan Carlos” 🎠, que desde hace décadas alegra a generaciones enteras.

Juan Carlos, su dueño, abre de lunes a viernes desde las 15 hasta que oscurece, y los fines de semana desde las 10. “La calesita solo se detiene cuando llueve —me cuenta mientras limpia los caballitos de madera—, porque esto es más que un trabajo: es mi vida”. Los colores brillantes, la música que gira y los chicos que esperan su turno para sacar la sortija hacen de este rincón un clásico infaltable del barrio.

No hay turista que no se detenga unos minutos a disfrutar del verde ni vecino que no tenga un recuerdo asociado a esta plaza. Es uno de esos espacios que conservan el alma de Palermo antes de los edificios altos y las cafeterías modernas. 🌺

En días soleados, grupos de amigos improvisan picnics bajo los árboles, mientras los abuelos se sientan a mirar el paso del tren. A veces, algún músico callejero le pone melodía al atardecer, y todo parece encajar: el pasado heroico, la vida cotidiana, la identidad compartida.

Mientras me alejo, con el sonido de la calesita aún en los oídos, pienso que la Plaza República de Bolivia es mucho más que un espacio verde. Es un pedazo de historia viva, un puente entre pueblos hermanos y una prueba de que en Buenos Aires todavía existen lugares donde la memoria y la alegría conviven, sin prisa y con alma. 🌞