Golpeado tras el cierre de listas, Emilio Monzó se recluye y en el Gobierno quieren evitar su salida anticipada por las elecciones
“Estamos afuera de Cambiemos, lo que hicieron no se hace, rompieron todos los códigos”. El mensaje fue una de las escuetas respuestas que recibió uno de los interlocutores macristas que intentó contactarse con Emilio Monzó y sus dirigentes más cercanos en las últimas horas. Es que desde el fin de semana pasado, en el que fue castigado con la exclusión de buena parte de su tropa de las listas del oficialismo, el titular de la Cámara de Diputados dio la orden a sus hombres de no hacer declaraciones y evitar pronunciamientos por lo bajo: “Es momento de reflexionar”, fue el mantra que se escuchó en el monzoísmo.
Funcionarios nacionales y provinciales intentaron acercamientos con “Los Orcos” y “Puercos”, como se denomina a los dirigentes más cercanos a Monzó porque son vistos como los «feos» por la cúpula macrista. El objetivo del sondeo fue determinar el nivel de enojo que había en el grupo, algo que a su manera Monzó dejó saber cuando en el recinto pidió aplausos para los legisladores opositores que triunfaron en sus provincias, pese a que los derrotados fueroncambiemistas.
Sucede que, aunque en el oficialismo no preocupa cuál será el futuro de Monzó una vez que deje su cargo en la Cámara baja el 10 de diciembre y descuentan que no buscará ir a la embajada de España en caso de que Mauricio Macri sea reelecto, sí genera preocupación lo que pueda hacer antes de esa fecha. Sobretodo durante los meses de contienda electoral. El análisis que se hace es el siguiente: si la designación del senador Miguel Pichetto como compañero de fórmula de Macri ofició de un sedante para el círculo rojo y fue acompañada por un clima de calma en los mercados; una abrupta salida del diputado podría desatar un cimbronazo que el Gobierno, en plena recuperación de la imagen presidencial y ya lanzada la carrera electoral, necesita evitar a toda costa. Resulta difícil suponer que quienes tomaron la decisión de excluir a Monzó de las listas no hayan evaluado el eventual alcance político de su salida.
“Nos dieron un golpe directo, artero y desleal. Nos podrían haber avisado un par de meses antes y nos arreglábamos”, dijo un monzoísta, en relación a la negativa de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, de concederle la renovación de mandato a los legisladores provinciales Marcelo Daletto, Gabriel Monzó, Marcelo Pacífico y Oscar Sánchez; lo que selló la ruptura.
Sobre esa línea se para un dirigente de los diez más importantes de Cambiemos, que, sin tener demasiada simpatía por Monzó y sus modos, reprocha cómo se concretó la maniobra. “Me enteré tarde, ya no había nada para hacer. Entiendo la decisión, pero todavía no puedo entender los modos y por qué lo hicieron ahora. Si había salido bien lo de la apertura con Pichetto…”, lamenta.
Y expone que si la decisión de Vidal era apostar por nombres leales en la provincia de Buenos Aires y, de paso, ajustar cuentas con un hombre que se animó a discutirle el liderazgo, la contención para evitar heridos tendría que haber llegado “desde arriba”, en referencia al Presidente. “Se solucionaba con una charla previa y lugares en otro lado. Lo que se hace siempre”, grafica. Acaso eso podría haber ocurrido si el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el dirigente más importante para Macri y su voz en el cierre de listas, no hubiera sido otro de los rivales históricos de Monzó. “No fue Marcos. Esto fue de ella (por Vidal)”, se desentiende uno de los incondicionales de Peña. En el monzoísmo no lo creen y le adjudican la salida a último momento de Javier Pretto, el apadrinado de Nicolás Massot, de la lista de Córdoba.
Tampoco ayudó que la amistad que Macri y Monzó supieron cultivar luzca fría desde hace tiempo, pese a que sus parejas Juliana Awada y Karen Sánchez Zabala, cuyo vínculo data desde antes de conocerlos; lograron esquivar esa distancia. La tirantez entre ambos había quedo expuesta en febrero, en la gira por India y Vietnam: allí habían ido con la expectativa de recomponer relaciones, pero Macri se enojó por las duras declaraciones que hizo Martín Lousteau -a quien Monzó había invitado a la gira- y lo ignoró durante toda la estadía. En los últimos meses, tampoco tuvieron demasiado intercambio: casi no hubo diálogo fuera de los temas de agenda.
Y quienes conocen el desarrollo de esa relación vaticinan que podría no darse en el corto plazo. “Emilio está muy dolido y en esto tiene razón. Pero a Mauricio también le molestaron algunas cosas. No imagino quién va a dar el primer paso”, razona un macrista de la primera hora.
Así, la ausencia de Monzó en Casa Rosada post cierre de listas, en una reunión de Gabinete en la que desfilaron otros legisladores como el radical de Formosa Luis Naidenoff, fue el telegrama de que la relación laboral concluyó. El asunto que tanto inquieta a algunos dirigentes es cuándo se formalizará.
Pero también están quienes minimizan sus posibilidades. “No tiene mucho para hacer, ¿no?”, desafía un macrista de paladar negro, que rechaza a Monzó más que Peña y Vidal, y enfatiza que el viceministro del Interior, Sebastián García de Luca; y la pañuelo verde Silvia Lospennato, dos espadas monzoístas, están entre los diez primeros lugares, los “accesibles”, de la lista diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires.
El dirigente alude a la “responsabilidad institucional” que siempre se le reconoció a Monzó para mantenerse quieto pese a la pérdida de espacio en la mesa de decisiones.
Quienes más conocen al diputado aseguran que ese es el principal motivo por el que habría que descartar una renuncia anticipada. “Emilio sabe que si se va, puede hacer mucho ruido a los mercados. Y nunca quiso ser un ‘Chacho’ Alvarez para este Gobierno”, reflexiona un diputado. “Como buen peronista, va a estar hasta el último día. Pero como buen peronista, se va a regenerar. Y, en política, nadie muere por más que se lo quiera matar”, completa.
Monzó y sus leales agradecieron los mensajes de respaldo de dirigentes de Cambiemos. Especialmente a quienes se animaron a hacerlo público, como el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, quien en una entrevista con Letra P se mostró expectante con que “ojalá el Presidente y Vidal encuentren la manera de integrar a Monzó, porque le suma al proyecto”.
Pero, admiten, el golpe fue durísimo y al menos hoy no hay vuelta atrás. Tanto que ni siquiera el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, uno de los que evitó la salida del diputado en 2017, hoy parece estar en condiciones de revertir la situación. Algunos apuestan a que el viaje del titular de Diputados a Panamá (para asistir a la asunción del nuevo Presidente) sirva para calmar las aguas.
Por lo pronto, la consultora política “MM” (no por Macri, sino en alusión a su apellido y el de Massot, su pupilo y amigo) ya está en proceso de gestación. Y en la cartera de clientes, cuentan, no habrá derecho de admisión para nadie. “Pero desde el 10 de diciembre”, aclaran. Esa respuesta se llevó un diputado del bloque del PJ que sugirió que un precandidato a presidente quiere tomarse un café con Monzó.