Conmemorando la lucha obrera: Día Internacional del Trabajo
El 1 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Trabajo, en honor a los obreros que lucharon por mejores condiciones laborales y la jornada de ocho horas.
Este día conmemora la histórica movilización de obreros estadounidenses en 1886, que exigían una reducción de la jornada laboral a ocho horas y marcaron un hito en la historia del movimiento obrero.
“Conmemorar el Día del Trabajador tiene un significado especial porque recuerda una jornada de lucha histórica de los trabajadores en busca de lograr condiciones de vida y de trabajo dignas”, resalta un historiador laboral.
- En 1886, un grupo de obreros estadounidenses inició una protesta demandando una jornada laboral de ocho horas, lo que desencadenó una serie de huelgas nacionales que afectaron a numerosas fábricas en Estados Unidos.
- La celebración del Día del Trabajador como Día Internacional de la Clase Obrera fue acordada en el Congreso de la Segunda Internacional en 1889, en homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas ejecutados por participar en las huelgas.
- En Argentina, el 1 de mayo se celebra como el Día de los Trabajadores, recordando la lucha por mejores condiciones laborales y sociales.
- La conmemoración de esta fecha también destaca las injusticias sociales y laborales que aún persisten en la sociedad actual.
Durante la era del General Perón, se produjo un cambio significativo en la conmemoración del 1° de mayo. Así como el peronismo redefinió la relación entre los sindicatos y el Estado, reemplazando las banderas rojas por las nacionales, esta fecha pasó de ser un día de protesta a una celebración festiva de los trabajadores, quienes disfrutaban de los avances conseguidos gracias al impulso político de Juan Domingo Perón.
Desde sus primeros pasos en la esfera política ligada al sindicalismo, Perón tuvo la intención de transformar el sentido tradicional de las celebraciones del 1° de mayo. Ya durante su tiempo en la Secretaría de Previsión, se notaron los primeros cambios. Por ejemplo, en los afiches promocionales del Día Internacional del Trabajador, se podía leer: “Obrero. Ayer oprimido, hoy dignificado”. En su primer 1° de mayo como Secretario de Trabajo y Previsión, en 1944, expresó: “En este día emblemático para los Trabajadores, garantizo, en nombre del gobierno, que no se decepcionará esa confianza. Los nuevos logros darán a esta celebración un carácter más patriótico y argentino”.
En esa misma ocasión, reafirmó un principio fundamental de su gestión: la conciliación entre empleadores y trabajadores con la intervención del Estado.
Propuso como camino a seguir la armonía y la conciliación entre empleadores y obreros, con la participación del Estado. En este aspecto, Perón adoptó la postura de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que abogaba por resolver los problemas sociales mediante la colaboración de todos los sectores productivos. En agosto de 1944, Perón declaró que no creía que “la solución a los problemas sociales resida en continuar la lucha entre el capital y el trabajo” y elogió al Papa León XIII por su doctrina que abogaba por el fin de “la lucha inútil que, como toda lucha, solo produce destrucción de valores”.
Aquí radica otra gran diferencia entre el Peronismo y el sindicalismo internacional tradicional: Banderas nacionales en lugar de las rojas; conciliación y armonía entre trabajo y capital en lugar de lucha de clases; Doctrina Social de la Iglesia Católica en lugar de Marxismo.
En 1950, el General Perón afirmó que “La defensa de los trabajadores la llevan a cabo solo los trabajadores mismos. Que nuestras organizaciones se fortalezcan para que muchos 1° de mayo nos encuentren tan felices y dignos como hoy”.
En 1952, aprovechó el 1° de mayo para contrastar la fecha original con la situación de los trabajadores argentinos en ese momento. En este sentido, señaló que “El 1° de mayo, que recuerda la más terrible infamia en la historia laboral del mundo, nos permite a nosotros, hombres justos, mostrar el rostro limpio de los humildes frente al cielo claro de la Patria, como una promesa de sacrificio eterno, para que esas injusticias cesen en el mundo y para que en nuestra tierra no permita Dios que vuelva a reinar la injusticia”.
En el acto del 1° de mayo de 1953, reafirmó con vehemencia la Tercera Posición Justicialista y la fortaleza excepcional del sindicalismo argentino, expresando: “La conciencia social de la clase trabajadora argentina ha despertado ante los ojos admirados del mundo, que la observa, ya sea con simpatía o con temor, porque ve en ella el ejemplo de la liberación de millones de esclavos que sufren bajo el yugo del capitalismo o del comunismo”.
Pero también reconoció las luchas obreras en esa ocasión y afirmó: “Que cada 1° de mayo sea para nosotros un altar erigido en cada corazón para revivir la memoria de aquellos que murieron en defensa de los pueblos, esos héroes anónimos que nadie recuerda porque han sido abandonados en la lucha anónima de todos los días. Para ellos, nuestro reconocimiento; para ellos, el mejor recuerdo de nuestros corazones trabajadores y buenos”.
En el acto del 1° de mayo de 1954, hizo un homenaje especial a la figura de Evita y al consejo que ella le dio en su lecho de muerte. “Probablemente, ningún 1° de mayo pase en mi vida sin que recuerde a esa inolvidable mujer (Eva Perón), porque fue una amiga sincera y defensora de los trabajadores en todos los momentos de su vida, desde sus luchas en la Secretaría de Trabajo hasta el último momento de su vida, cuando, con fe en mí y conocimiento de mi vocación, murió diciéndome que nunca abandonara a los trabajadores”.
El Día Internacional del Trabajo no solo nos recuerda la importancia de las luchas pasadas por los derechos laborales, sino que también nos insta a seguir trabajando por un futuro más justo y equitativo para todos los trabajadores del mundo. Es un llamado a la solidaridad y la unidad en la búsqueda de condiciones laborales dignas y el respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores en todas partes.
